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Por Yago Bermejo Abati

@iacocoba 

Responsable de proyecto del Laboratorio de Inteligencia Colectivo para la Participación Democrática en Medialab-Prado. Ciudad de Madrid. 

Superando un trancón por el paro del profesorado, teniendo que rebasar más de 30 camiones y un desnivel de más de dos mil metros de altura por una carretera angosta llena de curvas y rodeada de una geografía extrema y exótica, tardamos más de seis horas en llegar a Pasto desde la ciudad más próxima de Colombia: Popayán. Vengo de mucho más lejos, vengo de la ciudad de Madrid en el otro lado del Atlántico.

Merece la pena todo este camino y mucho más. Nariño no necesita estar cerca de una gran ciudad o ser parte del epicentro económico de Colombia para ser una región líder en innovación política. Los avances promovidos para convertir la región en una referencia en "Gobierno Abierto" han hermanado la ciudad de Madrid con Pasto. El nuevo gobierno de Madrid, que apenas lleva un año, viene buscando referencias internacionales y gobiernos amigos con los que cooperar para poder construir y compartir nuevas herramientas que puedan llevar la tecnología democrática a un estadio superior. 

Desde los gobiernos del cambio, queremos que la transparencia y las administraciones abiertas desbaraten los sistemas opacos y corruptos de la vieja política. Queremos devolver el control de la democracia a los ciudadanos mediante nuevos mecanismos de participación directa. Queremos que todas estas tecnologías digitales sean compartibles y gratuitas. La sencilla replicabilidad de estas plataformas nos hace libres de grandes corporaciones, nos permite traspasar fronteras y modificar el software de manera ágil. 

La plataforma de participación "Consul" se estrenó con el dominio decide.madrid.es hace menos de un año en mi ciudad. El código se colgó en el mismo momento de manera abierta en Internet estando disponible para cualquier otro programador en cualquier otra ciudad del planeta. A fecha de hoy otras tres ciudades (Barcelona, Oviedo y Coruña) han adaptado la plataforma a sus necesidades y otras tantas están en el proceso de hacerlo. El Gobierno Abierto de Nariño (GANA) tiene en su plan de acción adoptar la herramienta "Consul" a nivel departamental y en varios municipios de Nariño, empezando por el municipio de Ipiales. La colaboración entre proyectos democráticos como el de Madrid y Nariño apenas empieza y con seguridad dará muchos frutos en beneficio de la ciudadanía. 

"Consul" permite articular un mecanismo de propuestas o iniciativas ciudadanas. Permite que cualquier ciudadano de manera abierta publique propuestas para cambiar su ciudad, las comparta y recoja apoyos. Estos apoyos se transforman en una votación vinculante si se consigue rebasar el umbral legítimo que considere la ciudad (en el caso de Madrid el 1% de los ciudadanos mayores de 16 años). Si la propuesta recibe un apoyo mayoritario se aprueba saltándose por completo la intervención de representantes políticos. Es por tanto un mecanismo de democracia directa con la capacidad de desbordar los ritmos estancados de la política tradicional que viene aburriendo y desesperando a la mayoría de ciudadanos.

Con el mismo software, en un proceso paralelo, los ciudadanos han tenido la oportunidad de decidir en qué se gastaban 60 millones de euros (más de 199.000 millones de pesos colombianos) en lo que han sido los primeros presupuestos participativos de la historia de la capital del estado español. Más de 45.000 ciudadanos participaron en un proceso que duró menos de tres meses.

Estos mecanismos son nuestra apuesta para poner nuevas piezas en esta democracia incompleta heredada del siglo XX. Abren la puerta a todo un mundo de nuevas tecnologías que buscan recoger la inteligencia colectiva de la sociedad y convertirla en propuestas de acción política que resuelvan los problemas que muchos políticos no son capaces de resolver.

Esta nueva ingeniería de la participación democrática no ha hecho más que empezar. La superconectividad que ofrece internet combinada con la potencia de cálculo del software informático puede permitir que en los próximos años los habitantes del siglo XXI abran una brecha en la política centralizada de los sistemas de representación política. Las regiones como Nariño que entiendan esta oportunidad tendrán la capacidad de liderar este cambio.